Beatles Bike

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miércoles, 16 de septiembre de 2015

El coche es perfecto o, al menos, lo parece

La bici es ecológica, barata, saludable, inofensiva, rápida, silenciosa y hasta chic, pero la usan cuatro gatos.

El coche es una máquina tragaperras y, según los datos más crudos, una máquina de matar, de contaminar (que es otra forma de matar), colonizar el espacio y de engordar. Y lo usa todo el mundo.

Tal disonancia se suele resolver en los foros ciclistas con alguno de estos pensamientos:

  • Los automovilistas están mal informados y hay que insistir en el mensaje de los beneficios de la bici. Así descubrirán la luz.
  • Es una situación temporal, pera la rueda de la historia (ciclista) gira y pronto viviremos en el paraíso ciclista (que para algunos además será socialista).
  • Sencillamente, los automovilistas son unos seres primitivos, embrutecidos, que desean acabar con el planeta, llevándose por delante, por orden de importancia numérica a otros conductores (y sus familias), personas a pie (especialmente personas mayores y niños) y ciclistas.
Creo que ninguno de ellos acierta a la hora de explicar qué hace que la mayoría opte por el coche. En mi opinión, la gente tiene muy buenas razones para ir en coche.
Cubre todas las necesidades
Con el coche se puede ir a todas partes. Llega donde no llegan los otros medios de transporte. Supera a la bici en las distancias largas, al bus y al tranvía en red, al taxi en distancias cortas pues no hay bajada de bandera (!)... y así. Por lo que a menos que tu vida sea a escala local y/o transcurra en lugares muy conectados (por ejemplo, Manhattan), puede ser que necesites un coche. Con el coche puedes llegar por igual a la puerta del colegio, a los grandes centros comerciales de las afueras, a aeropuertos y estaciones, a áreas rurales, a la urbanización aislada donde te has comprado la casa o allí donde se te ocurra. No puedes ir en coche en una zona peatonal, pero eso no abunda y, cuando existe, son áreas pequeñas rodeadas de aparcamientos.



La Universidad de Alicante es una gran zona verde peatonal, rodeada por una carretera de circunvalación, con buenos accesos en automóvil (urbanos, autovía y carretera interurbana), llegada de transporte público (bus, tranvía y cercanías), carriles bici y con una superficie importante de aparcamiento (zonas grises). La mayoría de los usuarios optan por el cocheFuente imagen: UA



Resulta barato
Decir que el coche es barato, sobre todo cuando comparas con la bici, parece una aberración, pero creo que lo es. Claro que hay que pagar un huevo: seguro, mantenimiento, impuesto de vehículos de tracción motora (el IVTM), la inspección técnica (ITV), la gasolina y el propio coche. Sin embargo, como con el coche puedes llegar a todas partes, por su polivalencia, una vez lo tienes, cualquier otra opción puede resultar menos barata (pues de todos modos ya pagas por el coche). Por eso, si quieres ir al centro de la ciudad, usas el coche. Si quieres ir a otra ciudad, no usas el tren o el bus. En definitiva, tiene importantes economías de escala. Esto es, una vez lo compras, cuando más lo usas, más lo amortizas.  En abstracto no es más barato, pero como resulta necesario, es probable que acabes teniendo uno si puedes permitírtelo y, cuando lo tienes, en comparación con todo lo demás, resulta barato. Se paga mucho (es un sacaperras), pero las otras opciones son más caras. Las rentas medias y altas, lo tienen claro (las bajas también, pero no tienen opción). Claro que hay excepciones: los que tienen rentas altas y viven en el centro de una ciudad grande cerca del trabajo pueden elegir no tenerlo (pero en ese caso te tienes que dejar barba).


En esta calculadora de En Bici por Madrid, puedes calcular el precio de tu coche. Fuente imagen: aquí



Usarlo es gratis
Una buena parte de los gastos relacionados con el coche son gratis. Claro que hay carreteras de pago, pero la mayoría no lo son. Claro que hay que pagar en los aparcamientos, pero hay muchos lugares de aparcamiento que son gratuitos. Imagina que el gobierno regalara las entradas de los partidos del Madrid y del Barça. En los estadios habría grandes filas para conseguir entrar. Bueno, pues eso son los atascos (o los rodeos que das para encontrar aparcamiento), es decir, la cola que se genera cuando una autoridad central reparte un bien valioso gratuitamente. Más comunista que la Unión Soviética.

Utopía comunista. Fuente: El Mundo (Antonio Heredia)


Subvencionado
En general, el transporte está subvencionado. En las principales ciudades de España en transporte público se gasta como media unos 140 euros por habitante al año (de los cuales el precio del billete cubre más o menos la mitad). La inversión media anual por habitante en carreteras alcanza los 149 euros al año (y habría que sumar el coste en infraestructuras urbanas relacionadas con el automóvil -asfaltado y señalización de calles, aparcamientos-, así como otros gastos: la Guardia Civil de tráfico, etcétera). Todavía hay un gasto público directo más elevado en ferrocarril (174 euros/año), principalmente para los que van en el AVE (83% de la inversión en infraestructura ferroviaria entre 2005 y 2010). Si alguien me pidiera que interpretara esto (como no me lo piden, escribo este blog), mi conclusión sería que con el dinero público se subvenciona prioritariamente a una selecta minoría que puede viajar en AVE, seguidos de los que pueden permitirse el coche y, en último lugar, los que dependen del bus. Por supuesto se puede criticar que estoy haciendo una lectura sesgada de la información. Aquí está el informe que he empleado como referencia para estas cifras, pero la lectura es mía.    ¿Y qué pasaría si se invierte en bicis? Según este informe, por invertir en la transformación de calles cochecéntricas en calles con carriles bicis segregados, se conseguirían beneficios de 10 a 25 veces mayores que el coste de la inversión, es decir, de 10 a 25 euros por cada euro invertido.



Costes socializados
El automóvil tienes costes sociales muy altos en términos de contaminación, dependencia energética, detracción del consumo (la media de gasto por hogar en transporte es de 3500 euros al año, muy similar al gasto en alimentación), obliga a aumentar la presión fiscal (para mantener la red de carreteras e infraestructuras, pagar los costes sanitarios, etc), accidentes (víctimas mortales y heridos), tiempo laboral y vital perdido (una hora al día como media, según el estudio Movilia), descanso (por el ruido), espacio (que se resta a otros usos), entre otros. Todos estos costes están en buena parte socializados, es decir, los pagas hagas uso del coche o no: aunque vayas a pie, respiras aire contaminado; si optas por el autobús, estás sometidos a atascos; no obtienes rebajas fiscales por usar otros medios de transporte, etcétera. Es decir, no hay incentivo para realizar un cambio que implique menos costes sociales de tu conducta.


Rápido

La obsesión de los planificadores urbanos en nuestras ciudades es garantizar velocidades de conexión rápidas y un trafico fluido: para los coches. Para eso se toman medidas como limitar los pasos de cebra, situarlos alejados de la intersección, garantizar trayectos cortos y rectos, programar ondas verdes (semáforos coordinados para que pases varios de ellos en verde) ... El resultado es que si optas por caminar, tendrás tiempos de espera más largos en los semáforos, tendrás que cruzar de lado a lado de la misma calle para encontrar pasos de cebra, no seguirás la línea recta en los cruces... y lo mismo ocurre en los itinerarios ciclistas, en autobús y hasta, en el caso de mi ciudad, cuando vas en tranvía. Al final resulta mucho más rápido ir en coche, más incluso que la bici en trayectos urbanos (o al menos, similar).


En la foto se observa cómo se han planificado estos pasos de cebra en Oviedo. Cualquier peatón que circule por estas aceras nunca podrá seguir la línea recta (algunos de ellos están situados a mitad de la manzana). Los coches pueden ir en línea recta si circulan de izquierda a derecha de la imagen o viceversa. Los ángulos en las calles se han suavizado para favorecer el giro de los coches (lo que obliga a desplazar los pasos de cebra). Como indica la noticia, que publica el Diario Montañés, el objetivo es que el "tráfico de vehículos sea más ágil y eliminar los atascos". Para ello, se sitúan semáforos en los pasos de cebra que hacen que los que paren (los que se atasquen) sean los peatones, que además deben cruzar en dos tiempos (parando en isletas rodeadas de coches). Nos cuesta 180.000 euros a todos (peatones y peatones que conducen coches, pero beneficia a los segundos). Adicionalmente se usa vegetación y otras barreras para evitar que caminen en línea recta.  

Fácil de llegar puerta a puerta
Realizar recados en la ciudad es horroroso si lo haces en coche cumpliendo las normas de aparcamiento, pero "si es sólo un momentito", ya es otra cosa. Así que puedes aparcar en doble fila al dejar a tus hijos en el cole porque es sólo un momentito (no importa que crees un caos que pone en peligro la vida de los niños), cuando vas al cajero o similar puedes dejarlo en un paso de cebra (los peatones te pueden esquivar, siempre y cuando no vayan en silla de rueda o con carrito de bebé, pero es sólo un momentito), chaflán (los coches pueden girar, aunque sea con menos visibilidad), parada de bus (de todos modos el bus parará) y, más raro, en una salida de garage (esto hay que evitarlo porque jodes a otros coches, pero si no hay más remedio y es sólo un momentito tampoco es tan grave) y si te para la poli, puedes ignorarla; puedes parar en medio de la calle si va a bajar el abuelo o tu atlético hijo adolescente; y así. El asunto del momentito llega al extremo de que es más probable tener una multa por haber aparcado por más tiempo del debido en zona azul, donde no molestas a nadie, que por haberlo hecho en un paso de cebra que impide a personas en silla de ruedas vivir su vida.
En bici parece igual de fácil aparcar y se hace igualmente el capullo intentando aparcar tan cerca como se puede del destino (y hasta se llega a entrar a la tienda con la bici). Pero no es tan fácil: pues cuando no te dejan entrar la bici (en muchos establecimientos, como es lógico), necesitas un elemento fijo si quieres evitar un robo (lo que descarta pasos de cebra, entre otros), necesitas dejarla a salvo de las maniobras de aparcamiento de un coche que te la pueda aplastar (lo que descarta incluso muchos aparcabicis), necesitas que sea un lugar sin peligro de vandalismo...

Un producto de gran calidad
Puedes comprar un coche hoy y disfrutar de su tapicería en buen estado durante los próximos 20 años (lo que rara vez le pasará al sofá de tu casa, siempre y cuando no te haya costado lo que un coche entero); sus aceros y plásticos son indestructibles; puedes dejarlo aparcado en la calle y resiste la lluvia, el frío y el calor durante lustros;  cuentas con talleres para arreglarlo en cada manzana de tu barrio; dispones de una red de asistencia en carretera (la de tu seguro y la que ofrece el 112, esta última gratis); tiene sistemas eficientes antirrobo de serie (por lo que no te preocupa mucho dejarlo a dormir en la calle); tiene un motor que superará en duración al de cualquier electrodoméstico de tu casa, aunque le metas más tralla; sus componentes son todos reparables (lo que ni siquiera le ocurre a tu smartphone último modelo); ofrece más prestaciones de las que necesitas (por ejemplo, puedes circular a 150 km/h), ... no hay nada que lo supere, excepto una bicicleta de buen acero (pero de esas casi ya no hay).

La calle te pertenece
  • Las calles están diseñadas para tus ángulos de giro, tu ancho, tu velocidad de circulación, la visibilidad que tienes desde tu cabina...
  • Las normas de tráfico están diseñadas a tu medida (¿imaginas bicis o peatones circulando a 50 km/h?). 
  • Se crean cosas raras para mantener a raya a los otros (aceras bicis para las bicis, aceras mínimas para los peatones, playas de vías para los tranvías...). 
  • En caso de accidente, el beneficio de la duda recae sobre el coche (que es el que tiene compañía de seguro), frente al peatón (¿cruzó por el paso de peatón?, ¿tenía la luz verde) o frente al ciclista (¿llevaba casco? - como si fuera relevante para prevenir un accidente-) e, incluso, sobre las motos pues ya se sabe que van como locos. 
  • Hay protección simbólica: lo que ocurre con un coche es, en principio, siempre un accidente. ¿Cuántas personas hablarían de un accidente si un peatón mata a otro peatón?. 
  • Disfrutas de tolerancia normativa. Obviamente te pueden poner multas (sobre todo si aparcas sin pagar en zona azul o circulas a alta velocidad donde te han anunciado un radar), pero hay márgenes de incumplimiento (porque los velocímetros/cinemómetros de los radares son los aparatos que miden con menos precisión de todos los instrumentos de medida que se emplean en el siglo XXI), puedes aparcar en cualquier lugar si es un momentito, apenas hay casos de multas por saltarse un semáforo, menos todavía por rebasar a otros vehículos sin guardar la distancia lateral de seguridad y ni siquiera las fuerzas de seguridad han aprendido a circular en una rotonda, por lo que dentro de ellas funciona la ley de la selva.
Viñeta de El Roto




En definitiva, el coche es perfecto o, al menos, lo parece. Creo que mientras sigamos así, tenemos coche para rato. Y mientras, pues celebramos la semana de la movilidad y yo también.

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