Beatles Bike

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sábado, 27 de diciembre de 2014

¿Cuántos ciclistas hay en España?

No lo sabemos. Es muy difícil aproximar el número de ciclistas en España debido a la escasez de estudios para cuantificarlos. Repasamos algunas encuestas:
  • De acuerdo con el estudio Axa sobre hábitos de conducción un 15% de los conductores en España conducen bicicletas. Actividad que suelen combinar con la conducción de otros vehículos.


Haz click en la imagen para acceder al estudio
Notas sobre estudio: La muestra sólo incluye a personas que conducen habitualmente (2-3 veces por semana, por lo que no estamos hablando de un 15% de la población total, sino de un 15% de los conductores). Se trata de un estudio online (CAWI), es decir, el tipo de estudio que es más susceptible de introducir sesgos de selección en la muestra. La muestra cuenta con 3.021 casos.


  • Según el Barómetro de la bicicleta, realizado por la DGT en 2011 (no se han hecho más desde entonces), un 73% de las personas entrevistadas tiene al menos una bicicleta en casa. El uso diario o casi a diario de la bici se reduce a un 7,4% de la población entre 12 y 79 años, pero si se considera a las personas que la han usado en la última semana la cifra aumenta a un 24,9% (uno de cada cuatro), y si se considera a los que la usan alguna vez a lo largo del año, la cifra sube al 40,3%. 


Notas sobre el estudio: la web indica que el barómetro corresponde al año 2013, pero el trabajo de campo fue realizado en 2011, con entrevista telefónica, que tiene un riesgo menor de introducir sesgos de selección en la muestra que la entrevista online. La muestra cuenta con 1.410 casos.

  • Según el Barómetro de septiembre de 2013 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la cifra de los que la usan a diario, varios días por semana o sólo los fines de semana, alcanzaría un 10,8% de la muestra de personas mayores de 18 años. Y serían un 26,1% el total de personas que usan la bicicleta al menos de vez en cuando. Es decir, las cifras bajan considerablemente con respecto a lo medido en el barómetro de la bicicleta de la DGT (el estudio anterior), aunque hay varias diferencias entre ambos estudios, una de ellas, es que se trata de poblaciones distintas (mayores de 18 años en el caso del CIS y personas de 12 a 79 años para la DGT). 
Imagen capturada del blog "Mejor en bici" (haz click para enlazar)

Notas del estudio: Se trata de un estudio con muestra aleatoria realizado con entrevista a domicilio, es decir, el tipo de estrategia de selección que introduce menos sesgos de los tres que se están comparando en esta entrada. La muestra cuenta con 2.475 casos. 

Los datos de encuestas, como se ve, tienen su variabilidad, entre otros motivos, porque cambia la forma de definir la población objeto de estudio, las estrategias de contacto de las personas a encuestar (online, por teléfono o en visita a domicilio, respectivamente) o las fechas de realización (en nuestros ejemplos marzo-abril, junio-julio y septiembre, respectivamente) o los años (2014, 2011 y 2013, respectivamente), pero también por los llamados efectos de deseabilidad social. En un estudio centrado sobre el uso de la bicicleta (el de la DGT) es factible pensar que se encontrará un porcentaje mayor de ciclistas que en uno más generalista (AXA o CIS).

También se podría pensar en la Encuesta de Movilidad de las Personas Residentes del Ministerio de Fomento (la última fue de 2007 y no está incluida en el plan estadístico nacional 2013-2016!!!), pero esta agrupa en la presentación de resultados a las personas que se desplazan a pie y en bicicleta (!!!). 

Un aspecto interesante de esta revisión es que se trata de encuestas muy básicas (en el sentido de que sólo aportan información general de opinión o uso de la bici, con bajas submuestras de ciclistas) y además existen pocos estudios complementarios, es decir, que apenas contamos con información sobre la bicicleta. Se trata de una gran desconocida en términos de pautas de uso (lo que dificultaría legislar o regular acertadamente su uso) o de comercialización (lo que dificulta la expansión de una actividad económica clave). 

viernes, 19 de diciembre de 2014

¿Por qué me gusta tanto si sólo hay que darle a los pedales?

Comentaba un padre, no recuerdo ya si en un tuit o en facebook, que su hija le había preguntado: “¿por qué me gusta tanto si sólo hay que darle a los pedales?”. Difícil de responder, pero ¿por qué nos gusta tanto? (¿y por qué son tan pocos los que se animan?).

¿Qué hace que los que nos pasamos a la bici nos convirtamos en proselitistas implacables, capaces de superar a mormones o testigos en nuestro afán de difundir nuestra fe?. ¿Por qué utilizamos argumentos falaces para convencer sobre las ventajas de la bici como decir que con ella ganamos tiempo, ahorramos, mejoramos el tipito o salvamos el planeta?. ¿Por qué escribimos blogs sobre la experiencia de ir al trabajo en bici y no existen blogs equivalentes, hasta donde llega mi conocimiento, sobre la experiencia de hacerlo en coche, en bus o en tranvía?.

Ejemplos de falsos motivos por los que vas en bicicleta


Avanzo las respuestas que no me valen: la bici no es religión, la bici no tiene nada de experiencia mística, la bici no es la verdad (ya sea en términos de ecología, economía, salud, movilidad, estilo u otras líneas que marquen tendencia), la bici, por no ser, ni siquiera es una mentira (de la publicidad, de la cultura, del sistema educativo o de la ciencia). 

Nos hace falta una respuesta que explique la pasión que sienten los ciclistas y por qué son tan pocos los que dan el paso.  

Y aquí va mi intento de dar respuesta. Desde la más remota infancia aprendemos a movernos encapsulados, fortificados, aislados del clima e inmóviles. En la bici todo esto cambia (y lo hace para que todo sea diferente). Aquí va la explicación: 


Encapsulados

En el autobús del cole o en el coche “de papá” aprendimos a movernos encapsulados. Encerrados entre las paredes de un vehículo que nos separa del resto del mundo. Sus puertas, lunas, paredes, suelo y techo crean un espacio cerrado, distinto y propio. En él sólo podemos hablar con los que están dentro (y pitar a los que van fuera).

En la bici estás fuera. Conectado. Eres parte de todo. Miras al que camina y te mira a los ojos, corregís vuestras trayectorias, intercambiáis algunas palabras, que pueden ser amables, no hay barreras entre vosotros. En la bici compartes la rueda del ciclista que te precede y te ayuda a pedalear, os convertís en tándem, la potencia de su pedalada reduce la potencia de la tuya, os saludáis, os turnáis, charláis, os picáis. En la bici eres tráfico y cada aspecto de él es relevante para tu velocidad, dirección y seguridad en un ejercicio permanente de conciencia plena. En la bici perteneces a los lugares en los que estás. No pasas, te incorporas.  

¡Hola!


Fortificados

Unas simples láminas de hojalata y un poco de publicidad con muñecos dummies han servido para convencerte de tu fortaleza frente al otro y te transfieren una idea falsa de seguridad, contra toda evidencia estadística. Meterse en el habitáculo es con diferencia la actividad más peligrosa que realizamos en nuestra vida. A veces la ilusión de seguridad se desvanece por lo que, si el presupuesto lo permite, pasamos del urbano al compacto o familiar y de estos al crossover en nuestro camino al todoterreno. Más volumen, más peso, más chapa, más alto, a ser posible, más caballos (por seguridad, claro).

La bici es lo contrario. Aquí estoy yo, mi cuerpo, sin artificios. Da vértigo y miedo. Para muchos, demasiado miedo. Para otros, no lo suficiente como para dejar de intentarlo. Si lo haces con insistencia, las percepciones empiezan a jugar en tu cabeza. A veces dudas de quién es el que está viendo gigantes y quién está viendo molinos. Donde antes estaban unos, ahora están los otros. Y ahora eres tú el que te ves fuerte, tanto que no necesitas ser agresivo.

Consejos de seguridad de Godzilla


Aislados del clima

El habitáculo protege de la lluvia, produce frío en verano y calor en invierno, para el viento y evita las salpicaduras. Allí dentro no piensas ni siquiera si brilla el sol o la luna.

En la bici descubres que hoy te cubre un cielo azul, que las nubes pasan rápido o van más lentas, piensas en sus formas o en su color. Pedalear rápido o potente sube la temperatura corporal, pero también la puede bajar según la brisa (cuando es más húmeda, más rápida, frontal o lateral) y la pendiente. Ahora oscurece o ya amanece, aquella nube me dará sombra, la lluvia será suave y refrescante o torrencial. Cuando las bicicletas descubren lo que hay más allá del verano, saben que nada podrá detenerlas y se descubre un gran placer en ello. Para describirlo creo que la psicología utilizaría términos como confianza, seguridad, autoestima, realización, superación, satisfacción, logro, consecución de metas…, pero para describirlo con más exactitud, sin las mentiras de la ciencia, tienes que evocar un recuerdo: lo que sentías cuando jugabas a pisar los charcos.

Las bicicletas son para el verano


Inmóviles

En el habitáculo viajamos sentados. Convertimos nuestro cuerpo en un objeto inerte para transportarnos. Somos un paquete. Si conducimos, se mueven levemente nuestros pies y nuestras manos.

Pero cuando nos gusta conducir, lo queremos hacer con todo el cuerpo. Las piernas, las manos, las rodillas, la espalda, los glúteos, abdominales y cada fibra de tu ser se conjugan para tomar la curva, de cada uno de ellos solicitarás energía para afrontar la rampa, todos quedan irrigados por el incesante pulsar de un corazón que vibra con tu cadencia, todos quedan enganchados a los efectos estimulantes y sedantes de las endorfinas. Creo que lo haría aunque engordase. 


Te gusta conducir


* * * * * *


Superada la infancia, pasarse a la bici no puede producir una sensación más extraña. Tras años en el habitáculo nos sentiremos vulnerables ante el clima, nuestro cuerpo se resistirá al esfuerzo, nos invadirá la inseguridad y el miedo y nuestros sentidos estarán desbordados. Muchos motivos para no continuar o, quizá, para lo contrario.





martes, 9 de diciembre de 2014

Pedaleo, luego soy lento


  • Me adelantas después de cada semáforo y nos volvemos a encontrar en el semáforo siguiente, luego soy lento.
Comparativa entre la velocidad media en bici y coche para el mismo trayecto, hecha por Carlos Qajaq
(haz click en la gráfica para acceder al enlace) 

  • No encuentro problemas para aparcar, luego soy lento.
http://brokelyn.com/where-to-park-a-bike-in-midtown/

Carrera de Medios en A Coruña

  • Detengo el cambio climático, luego soy lento. 

60 personas en bici, coche o en bus

  • Estoy en el gimnasio al mismo tiempo que voy al trabajo, luego soy lento.
Beneficios para la salud de la bicicleta, en función del tiempo

      • 10 minutos: mejora de las articulaciones.
      • 20 minutos: se refuerza el sistema inmunológico.
      • 30 minutos: mejoras a nivel cardiovascular.
      • 40 minutos: aumenta la capacidad respiratoria.
      • 50 minutos: aceleración del metabolismo.
      • 60 minutos: controlas el peso, es antiestrés y bienestar general.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Duetos (I): taxistas y ciclistas

La necesidad de supervivencia económica marca al sector del taxi. La industria musical también atraviesa horas bajas y entre sus estrategias comerciales ha apostado por los duetos. Las ventajas son evidentes: consiguen atraer el público de un cantante al público de otro cantante y contienen un componente innovador relevante (que hace que una vieja canción aparezca como nueva).

Resumiendo, las claves para el éxito económico: nuevos clientes y nuevo producto.



Un dueto bici/taxi parece casi un imposible ya que en la óptica tradicional de la relación entre taxistas y ciclistas suele primar el enfoque del conflicto.

Para el taxi, las bicicletas restan espacio (con sus carriles bicis, aparcabicis, etcétera), reducen la velocidad del servicio (porque los ciclistas son lentos), aumentan los riesgos (porque van como locos) y son parte de la competencia (porque sus precios son imbatibles). Creo que resumo los principales argumentos.

Para los ciclistas, los taxis son un coche más y por tanto un vehículo demasiado pesado y rápido (esto es, peligroso), que ocupa mucho espacio (carril bus/taxi, paradas de taxi, etcétera) y que ejerce su dominación sobre la calzada. Creo que resumo los principales argumentos.

Aquí se intenta, aunque sólo sea por un momento, y aprovechando el buen rollo que caracteriza las fiestas navideñas, pensar en un dueto taxista/ciclista, es decir, en cómo podrían unir sus voces para conseguir sus metas.

No, no estoy hablando de esto.

Tengo poco de taxista y bastante de ciclista, así que lo que viene a continuación puede que no esté muy adaptado a la óptica del taxi, pero creo que hay una serie de estrategias que pueden interesar a ambos (o quizá a ninguno, porque pueden suponer cuestionarse los planteamientos clásicos de partida). Enseguida vamos a ellas, pero primero, veamos los puntos comunes:


1) Ambos desearían ver menos coches. Los coches privados son un problema para taxis y ciclistas.

Por el lado de los taxis, porque Uber y otras compañías usan los coches privados para su creciente modelo de negocio, pero principalmente, y antes de que existiera Uber (u otros), porque la gente no va en bici o en taxi porque va en coche privado.

El español medio recurre al taxi cuando no tiene acceso al coche propio y cuando no le puede llevar ningún familiar, amigo o conocido. De hecho, si tiene coche, prácticamente jamás optará por un taxi. Eso explica que los taxistas luchen ferozmente por mantener la posición en aeropuertos o estaciones de tren/bus, porque son el único lugar donde el español medio está desposeído de su auto y lejos de sus familiares y amigos (sin embargo, no suelen apostar por medidas para reducir el volumen total de coches privados en las ciudades).

En el futuro (en algunas ciudades ya es el presente), además de Uber (u otros), los sistemas de coche compartido añadirán otra fuente de competencia al taxi.

Resumiendo, los coches arruinan el negocio.

Ni el bus, ni el tranvía, ni el coche de San Fernando, ni la bici, tienen tanta cuota de mercado como el coche privado, ni tanto potencial de crecimiento. Además de ser el principal competidor, los coches privados restan espacio de circulación y de aparcamiento, velocidad al servicio (por los atascos y porque tardan mucho en aparcar) y aumentan los riesgos (porque no saben conducir tan bien como un taxista).

Por el lado de las bicis, porque menos coches supone un menor riesgo al circular, menos contaminación, ciudades más habitables y menos exclusión o reducción de la libertad (habría menos calles por las que resulta muy arriesgado circular) o, resumiendo, porque los coches arruinan la experiencia de ir en bici.


2) Ambos desearían conductores más profesionales. 

El taxi no quiere oír hablar de conductores no profesionales dedicándose a transportar personas. No hace falta explicarlo.
Para los ciclistas, esto es menos evidente, pero uno de los riesgos de los sistemas no profesionalizados de transporte público (como Uber) es que añade conductores sin formación específica a la selva urbana, es decir, conductores que tienen prisa por recoger a clientes o llevarlos a su destino, sin formación y sin responsabilidad específica reglamentada.

Es fácil convertirse en conductor


3)  Ambos quieren más espacio.

El taxi necesita carriles exclusivos para moverse con ligereza por la ciudad y también posibilidad de realizar paradas. Las bicis necesitan espacios protegidos para moverse con seguridad y agilidad.

Cómo conseguir más espacio en la calle
(espacio de calle que ocupan
60 personas en coche, bus o bici)



¿Qué hacemos con estos mimbres?
No lo sé, pero se pueden imaginar soluciones que permitan alcanzar esos tres objetivos. Por ejemplo, se está impulsando la creación de zonas urbanas donde el tráfico se restringe a vehículos profesionales (carga y descarga, taxis, transporte público) y bicicletas. Por ejemplo, Madrid cerrará su tráfico al centro el 1 de enero de 2014. Esto permite conseguir a un mismo tiempo 1, 2 y 3. Dicho de otro modo, no es necesario prohibir Uber si los coches privados no tienen permitida la circulación por determinadas zonas.

Esta foto no tiene que ver con el tema, pero me ha gustado

En general, dentro del ámbito de las propuestas más moderadas (aunque a según quién le pueden parecer más radicales), también podría haber confluencia en aquellas medidas que impliquen desincentivar el uso del coche privado o fomentar alternativas, pues se frenará el volumen de propietarios de vehículos (esto es, apostar por un incremento de los potenciales clientes del transporte público y del taxi): reducir carríles para vehículos privados (y aumentar con criterio el espacio de peatones, transporte público y bicis); reducción de velocidad máxima; aparcamientos disuasorios tipo park and ride; carriles-bici; reducción del aparcamiento en calle o medidas que afectan a otros ámbitos  (fiscalidad, educación, sistema de sanciones, transporte público, diseño urbano). Bueno, esto era sólo un ejercicio de imaginación. 

martes, 2 de diciembre de 2014

Un día sin bici

Hoy me ha tocado abandonar a mi bici y optar por el coche. Esta ha sido mi experiencia:

1 En el trayecto de ida al trabajo he ahorrado unos 3 minutos de tiempo.
2 He recibido una pitada espectacular por ir despacio (iba despacio porque estaba siguiendo a un coche de autoescuela). En bici hacía mucho tiempo que no me pasaba.
3 Calculo que la ida y vuelta al trabajo me ha costado 1,35 euros en gasolina.
4 He recorrido más kilómetros al ir al trabajo (un trayecto un 50% más largo que el que hago en bici).
5 Siento necesidad de movimiento, cierta ansiedad...Vamos que tengo el mono.
6 He navegado más tiempo entre vehículos pesados y rápidos.

Por tanto (como consecuencia de 1 y 4), he ido a una velocidad media mayor para tardar casi lo mismo, he contaminado más (consecuencia de 3), pagando más (3), corriendo mayores riesgos (6), para ser un poco menos feliz (2 y 5).

Veremos que me depara la vuelta a casa.

Dicen que esto es lo que pasa en un año sin bici en USA